Un constante lagrimeo en uno o los dos ojos nos puede alertar de la
presencia de una enfermedad ocular en nuestro felino. Este lagrimeo
puede deberse a algún cuerpo extraño pero, si es continuo, lo que se
conoce con el nombre de epífora, podría indicarnos una obstrucción en el conducto nasolacrimal.
Por este conducto el exceso de lágrimas se desvía hacia la nariz, sin
embargo, al obstruirse las lágrimas salen por los ojos. Este proceso
puede ser temporal, por alguna infección o inflamación, o permanente,
normalmente de nacimiento. Es más habitual en razas braquicefálicas como los persas. Debemos consultar con nuestro veterinario, ya que el tratamiento va a depender de la causa.
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